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miércoles, 3 de junio de 2020

Los Premios Nobel de Economía (2018): William D. Nordhaus y Paul Romer.

Los Premios Nobel de Economía (2018): William D. Nordhaus y Paul Romer.

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Nordhaus.

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Romer.

Maqueda, Antonio. El Nobel premia la economía del cambio climático y la innovación tecnológica. “El País” (9-X-2018). Los estadounidenses William D. Nordhaus (Alburquerque, 1941) y Paul Romer (Denver, 1955) han ganado el Premio Nobel de Economía 2018 por integrar los estudios sobre el cambio climático y las innovaciones tecnológicas en el análisis macroeconómico. La Academia sueca destaca que “Sus hallazgos han ampliado significativamente el alcance del análisis económico mediante la construcción de modelos que explican cómo la economía de mercado interactúa con la naturaleza y el conocimiento". Las investigaciones de los dos premiados "proveen argumentos convincentes para la intervención de los gobiernos" corrigiendo problemas que ocasionan los mercados.
Carbó, Santiago. La economía encuentra a la naturaleza. “El País” (9-X-2018). Resume: ‹‹La concesión del Premio Nobel de Economía de 2018 a William Nordhaus (Universidad de Yale) y Paul Romer (Universidad de Nueva York) es poco discutible. Es una buena noticia —en cuanto a lo que tiene este galardón de señalización— para volver a llamar la atención sobre el impacto de los modelos de crecimiento económico en el medio ambiente y los retos que impone la tecnología para lograr sociedades más equilibradas en términos de bienestar.
Hay dos cuestiones en común que parecen justificar la concesión al alimón del premio. La primera es que ambos proporcionan marcos conceptuales para hacer las preguntas adecuadas. Una cuestión que ayer se recalcó durante el anuncio y que es metodológicamente determinante porque ha inspirado el desarrollo científico de innumerables investigaciones sobre economía, desarrollo y tecnología desde hace 40 años. El segundo elemento compartido es el carácter rupturista y crítico que esos marcos conceptuales conceden. Un componente dialéctico que, además, se ha reflejado de forma nítida en algunos momentos en la discusión académica sobre la oportunidad de determinados modelos para guiar la política económica y la respuesta a las disrupciones y crisis.
Hace dos años, en esta tribuna, me refería precisamente al debate que abrió Paul Romer poco tiempo después de dejar su puesto de economista jefe en el Banco Mundial. Su crítica y sátira a la obsesión por los modelos matemáticos basados en listas de suposiciones —cuyo tamaño consideraba inverso a su realismo— puso en solfa a la profesión. Los consideraba demasiado rígidos para aprehender la compleja realidad actual.
No es que a los modelos de Nordhaus y Romer les falte estructura. En realidad, lo que proporcionan es precisamente un armazón para relacionar causas y consecuencias de forma ordenada y empíricamente contrastable. Y con utilidad pasada, presente y futura. (…)
La economía encuentra a la naturaleza en las consecuencias del crecimiento, pero la tecnología determina cómo interactuamos con ella. Es una de esas ocasiones en las que el Nobel viene respaldado por un impacto indudable de la contribución científica a la política económica. Un impacto que aún tiene mucho desarrollo pendiente.››


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