Economía 1. Mundo. La organización económica de la sociedad.
INTRODUCCIÓN.
1. ORGANIZACIÓN ECONÓMICA.
LA ORGANIZACIÓN DE LA EMPRESA CAPITALISTA. RECURSOS: CAPITAL, MATERIAS, TECNOLOGÍA, TRABAJO.
PRODUCCIÓN.
DISTRIBUCIÓN.
CONSUMO.
CRECIMIENTO ECONÓMICO.
GLOBALIZACIÓN DEL MERCADO.
LOS MERCADOS FINANCIEROS.
Ahorro e inversión.
Bolsas, renta fija y renta variable.
2. MUNDO DEL TRABAJO.
MERCADO DE TRABAJO: OFERTA Y DEMANDA.
Oferta.
Demanda.
EMPRESARIOS: PATRONALES.
TRABAJADORES: SINDICATOS.
LEGISLACIÓN LABORAL: DERECHOS Y DEBERES.
CONFLICTOS SOCIALES.
3. POLÍTICA ECONÓMICA.
3.1. OBJETIVOS DE PLENO EMPLEO Y CRECIMIENTO ECONÓMICO.
3.2. LAS DOCTRINAS.
NEOLIBERAL.
SOCIALDEMÓCRATA.
4. POLÍTICA MONETARIA.
CONCEPTO.
OBJETIVOS.
MEDIOS.
POLÍTICA )MONETARIA/FISCAL?
CONCEPTOS.
CAUSAS.
CLASIFICACIÓN.
Inflación de demanda.
Inflación de costes.
Inflación estructural.
Inflación reprimida/abierta.
Inflación con paro.
Estanflación.
TEORÍAS.
EFECTOS.
MEDICIÓN.
REMEDIOS.
6. EL DESEMPLEO.
CONCEPTO.
CAUSAS.
CLASIFICACIÓN.
TEORÍAS.
EFECTOS.
MEDICIÓN.
REMEDIOS.
INTRODUCCIÓN.
Esta UD podría incluir más temas: el funcionamiento del sistema económico de libre mercado en la actualidad, con especial énfasis en el mercado laboral y los mercados financieros; el sistema económica de planificación centralizada; los problemas económicos de la sociedad capitalista, en especial de la inflación y del desempleo; las políticas económicas y sus repercusiones.
Pero me centro en una selección de temas de economía del sistema capitalista: la organización económica, el trabajo, los problemas de la inflación, el desempleo y la política monetaria.
Enfoco la UD a estudiantes de ESO, sin explicaciones demasiado complejas, especialmente sobre los conceptos de inflación, desempleo y política monetaria.
Apunto que la economía y el trabajo son elementos fundamentales de las Ciencias Sociales de hoy, tras un largo abandono en favor de otras disciplinas. La interdisciplinariedad es indispensable, pues sin ella no se pueden abordar en su complejidad la realidad y sus cambios históricos.
1. ORGANIZACIÓN ECONÓMICA.
La organización económica es esencial para que las sociedades puedan sobrevivir materialmente, trenzando unas relaciones de producción e intercambio de bienes y servicios entre los individuos, familias, grupos sociales y comunidades. Su complejidad aumenta año tras año con la globalización de los mercados, la creciente división y especialización del trabajo, las innovaciones tecnológicas, la sofisticación financiera, etc.
La economía en Grecia era el conjunto de reglas para el gobierno del patrimonio familiar. La evolución conceptual ha sido enorme desde entonces, a medida que la sociedad ha evolucionado desde la economía de subsistencia a la agrícola, la industrial y el modelo actual, globalizado a escala planetaria. Distinguimos en las distintas organizaciones económicas unos elementos básicos:
Organización social y estructura económica. Ambas se relacionan. Toda sociedad tiene una organización social, con normas de derecho, instituciones y sistemas de organización social. Su estructura económica depende de múltiples factores: sistemas de organización social, el mayor o menor excedente económico, riqueza de la naturaleza, desarrollo de la tecnología.
La propiedad. Comprende la titularidad de los bienes, sean medios de producción o bienes de consumo, viviendas o derechos intangibles. Puede ser privada, colectiva o estatal.
Fiscalidad y distribución del producto. Hay sistemas profundamente desiguales y sistemas distributivos, con una voluntad de redistribución de los ingresos.
LA ORGANIZACIÓN DE LA EMPRESA CAPITALISTA. Aparece en el siglo XIX y se consolida en el siglo XX un nuevo tipo de empresa, que sustituye al antiguo taller artesano.
A) Ya no es un taller con unos cuantos artesanos; es una fábrica, con muchos obreros, a veces miles.
B) Los obreros de la fábrica no hacen la pieza completa, como anteriormente el artesano, sino que trabajan con máquinas cada una de las cuales hace una parte de la pieza.
C) El obrero no es dueño de lo que fabrica, porque la producción de la empresa pertenece al propietario.
D) Para llevar a cabo este proceso hace falta mucho dinero, puesto que hay que pagar locales, materias primas, máquinas, salarios, impuestos. Hace falta capital; de ahí que el sistema se llame capitalista, y a los empresarios que invierten su dinero, capitalistas. El capitalista es el dueño de la fábrica, de la maquinaria y de la producción.
Para conseguir la financiación los empresarios tienen tres sistemas: A) Asociarse con otros empresarios y repartirse con ellos los beneficios. B) Acudir al crédito de los bancos, pagando dinero por el dinero concedido en préstamo. C) Crear una Sociedad Anónima (SA), con el capital distribuido en acciones que dan derecho a una parte del patrimonio y de los beneficios. Estas acciones son negociables en el mercado mobiliario de la Bolsa, sujeta a altibajos bursátiles según la coyuntura económica general y de la empresa en particular. La empresa capitalista está sujeta a los avatares del sistema de producción capitalista, con periódicas crisis por superproducción al saturar el mercado y por la excesiva competencia en el sector correspondiente con lo que los precios bajan en exceso y se pierde dinero, por lo que cierran y aumenta el paro y con ello aun se vende menos. Sólo las empresas más competitivas pueden sobrevivir en las crisis económicas, facilitando la concentración empresarial y los monopolios y oligopolios, más rentables al permitir las economías de escala horizontal y vertical.
Por su parte, el Estado ha asumido históricamente muchos papeles distintos en la economía: desde el Estado comunista, monopolizador de la vida económica, hasta el Estado neoliberal, que apenas interviene.
RECURSOS: CAPITAL, MATERIAS, TECNOLOGÍA.
PRODUCCIÓN.
Organización del trabajo. Se distingue entre división del trabajo, con reparto de funciones según criterios de sexo, edad o posición social, y especialización del trabajo, con reparto de funciones de acuerdo a la capacidad profesional o laboral. La especialización laboral reduce la autonomía del individuo.
Motivaciones para el trabajo. Hay motivaciones de riqueza, prestigio, competitividad...
DISTRIBUCIÓN.
Intercambio, dinero y comercio. El intercambio de bienes es una constante de las sociedades con excedentes y ha desarrollado instrumentos de cambio, signos de valor, para sustituir a los bienes mismos (que se pueden intercambiar por trueque). El dinero, el crédito, el ahorro, los mercados financieros...
CONSUMO.
Producción tecnológica y consumo. La tecnología más pobre estimula menos el consumo.
CRECIMIENTO ECONÓMICO.
GLOBALIZACIÓN DEL MERCADO.
LOS MERCADOS FINANCIEROS.
El control del mercado financiero global.
La globalización de los mercados es un fenómeno reciente (de los años 80 y 90). Diariamente se mueven en el mundo 1,3 billones de dólares (2,5 veces el PIB español), con movimientos en su mayoría especulativos y a corto plazo (menos de una semana), lo que supera todas las reservas mundiales de divisas e impide parar las fluctuaciones financieras. El futuro es incluso de mayor liberalización de los flujos de capitales, pues la OCDE y el FMI la fomentan. El mismo Tratado de Maestricht (art. 73 B) indica que: ‹‹quedan prohibidas todas las restricciones a los movimientos de capitales entre Estados miembros y entre Estados miembros y terceros países››. El problema es si debe haber una liberalización total sin regulación alguna, lo que fomenta la eficacia de los mercados pero incrementa la volatilidad y el riesgo. Las soluciones propuestas son tres: 1) un gobierno financiero supranacional de las relaciones monetarias internacionales (un FMI renovado, como sostiene Emilio Ontiveros), 2) controles nacionales (por ejemplo depósito sin interés de divisas a los especuladores) y un impuesto sobre las transacciones en moneda extranjera (para desincentivar la especulación).
Ahorro e inversión.
Bolsas, renta fija y renta variable.
2. MUNDO DEL TRABAJO.
Según el sociólogo Manuel Castells, en su libro La era de la información: economía, sociedad y cultura (Alianza, 1997), tomo I, La sociedad real, el empleo industrial ha crecido en todo el mundo en los años 1985-1995 en un 72%, por lo que se descarta una crisis de desindustrialización de la sociedad. El problema, en todo caso, se circunscribe a Europa Occidental. La sociedad es más capitalista que nunca, porque por primera vez la dinámica productiva ha llegado a todos los rincones del planeta, aunque repartida de forma muy desigual. La llamada informalización permite la flexibilidad, segmentación y personalización del trabajo, cada vez menos ligado a conceptos como “contrato” o “duración indefinida”. La crisis de las estructuras administrativas es de legitimidad. Los Estados se revelan demasiado pequeños para lo global y demasiado grandes para lo local.
EMPRESARIOS: PATRONALES.
Los empresarios son la clase social que promueve las empresas en un sistema de libertad de mercado, con mayor o menor control estatal.
Se organizan en las patronales para la defensa de sus intereses colectivos.
TRABAJADORES: SINDICATOS.
Los trabajadores son la clase social que trabaja por cuenta ajena o por cuenta propia sin tener trabajadores a su cargo.
Se organizan en sindicatos obreros para la defensa de sus intereses colectivos, que promueven el acuerdo con los empresarios, mediante los convenios colectivos de sector o de empresa.
LEGISLACIÓN LABORAL: DERECHOS Y DEBERES.
La legislación laboral, promovida por el Estado, tiene un carácter tuitivo (de protección del sujeto más débil, el trabajador). Regula los salarios, las condiciones de trabajo, las medidas de higiene y seguridad, las jornadas de trabajo y las vacaciones, el retiro...
CONFLICTOS SOCIALES.
Los conflictos sociales, generalmente en forma de huelga pacífica, pero que pueden adoptar formas más violentas, representan el “choque controlado” entre los intereses de empresarios y trabajadores, que con ellos intentan lograr mayores ventajas en el reparto de las plusvalías y en las condiciones de trabajo.
MERCADO DE TRABAJO: OFERTA Y DEMANDA.
El mercado de trabajo puede ser libre (es muy excepcional en los países desarrollados pero mayoritario en el Tercer Mundo), regulado (es el mayoritario en el mundo desarrollado, mediante las leyes laborales) y el dirigido (propio de los países socialistas, en realidad no es un mercado de trabajo).
Hay que estudiar la oferta de trabajo por parte de la población en edad laboral y la demanda de trabajo por parte de las empresas. Entre la oferta y la demanda hay unos factores de relación: los convenios colectivos a nivel nacional o regional, el coste salarial, que es diferente para la oferta -retribuciones- y para la demanda -retribuciones más cargas sociales-, siendo muy desigual entre los países (en España la Seguridad Social se nutría en los años 90 en un 76% de las cotizaciones empresariales, en Alemania en un 44% y en Dinamarca sólo en un 10%), la legislación laboral, que puede encarecer los despidos (lo que fuerza la permanencia de personas mayores o improductivas, en perjuicio de los jóvenes o los más capaces para trabajar).
Oferta.
En Occidente, la edad de la oferta de trabajo está limitada por lo general al periodo de 16-65 años. En los últimos decenios se han producido grandes cambios: entrada de la mujer en el mundo laboral, paro juvenil y de trabajadores maduros, inmigración de trabajadores del Tercer Mundo... El nivel de vida familiar e individual, la legislación laboral y social, la protección estatal, las costumbres y los valores sociales, influyen de modo determinante en la oferta de trabajadores.
Efecto renta y efecto sustitución. El efecto renta es cuando una familia tiene un nivel de ingresos que considera suficiente, por lo que preferirá tener más tiempo para el ocio y la educación de los hijos, y no trabajar más. El efecto sustitución es cuando se incrementan los ingresos por hora trabajada, lo que disminuye el interés por el ocio (se sustituye el ocio por más trabajo).
Influencia de los impuestos. Se argumenta que cuando aumentan los impuestos disminuye la oferta de trabajo, pues no vale la pena trabajar para el Estado. Es un criterio a debatir entre liberales y socialdemócratas. Pueden ser impuestos sobre la riqueza (renta y patrimonio) y sobre el trabajo (cuotas de la Seguridad Social), que son los peores. El seguro del desempleo. Cuanto más elevado sea el nivel de protección tanto más alto será el nivel de salario necesario para que una persona trabaje.
Demanda.
El trabajo es para las empresas un factor más de producción, como el capital dedicado al local, la maquinaria, las materias primas, la energía, la comercialización...
Productividad marginal del trabajo. A partir de un mínimo de personal necesario para asegurar la producción, cada nuevo trabajador aumentará la producción de la empresa en cantidades decrecientes. Mientras el incremento de la rentabilidad de la producción sea superior al salario, la empresa tendrá interés en aumentar la plantilla laboral. Se basa en la ley de rendimiento decrecientes.
Intensividad del capital. Si aumentan los salarios, la empresa tiene dos opciones: despedir empleados o aumentar la productividad mediante la inversión de capital en mejores sistemas de producción, o sea la “intensividad del capital”.
3. POLÍTICA ECONÓMICA.
Los desajustes o fallos en la economía son corregidos por la sociedad, a través de dos instrumentos, tras los que hay dos concepciones distintas de la economía: la política económica (intervención del Estado, sea para regular o para dar libertad) y la libertad del mercado (dejando la economía a las libres fuerzas del mercado, a la ley de la oferta y la demanda).
En la política económica hay dos tendencias extremas:
A La socialdemocracia cree en la capacidad del Estado para regular estrechamente la actividad económica.
A Los neoliberales creen en un papel mínimo del Estado (su ideal es alcanzar la plena libertad del mercado).
A En medio, surgen variadas tendencias de matiz, que consideran que el Estado debe intervenir regulando y fomentando la libertad de empresa, para evitar los excesos que llevasen al mercado a caer bajo el dominio de monopolios. Como dice Lamennais: *Donde hay fuertes y débiles, la libertad oprime y la ley libera+.
Los dos grandes bloques de la política económica son: monetaria y fiscal, aunque hay también otros muchos (fomento de sectores, inversiones públicas...).
La política monetaria (que veremos en una ampliación posterior) es por sí sola insuficiente para lograr los fines que se persiguen y sus medidas han de ser completadas con otro tipo de medidas de política económica, que influyen en la inflación y el desempleo, como la política fiscal y la política de precios. Las políticas monetaria y fiscal no son excluyentes, sino que se determinan mutuamente. Un ejemplo es el efecto crowding-out, desplazamiento en la actividad económica del sector privado por el sector público.
La política fiscal hace referencia a los instrumentos relacionados con la Hacienda pública, con la elaboración o modificación del Presupuesto, con su estructura de ingresos y gastos. Los ingresos y gastos del Estado forman un todo orgánico y coherente que no puede variarse sin afectar a todo el conjunto. Los instrumentos de Hacienda pública afectan al comportamiento de los individuos en su propensión particular al consumo y al ahorro, a la tenencia de liquidez, a la tendencia a invertir, etc.; sobre las empresas influyen en la nacionalidad y forma jurídica que adoptan, las fuentes de energía, materias primas y técnicas que utilizan, en sus prácticas financieras, en sus actividades de investigación, la diversificación de productos, la tendencia a aliarse o fusionarse con otras empresas, etc. Los principales instrumentos de ingresos y gastos del Estado son: 1) Los impuestos. 2) Los instrumentos de gasto público: salarios de funcionarios, inversiones en infraestructuras. 3) Los subsidios y transferencias de capital a las empresas. 4) Las compras de bienes y servicios. 5) Las transferencias al resto del mundo.
3.1. OBJETIVOS DE PLENO EMPLEO Y CRECIMIENTO ECONÓMICO.
3.2. LAS DOCTRINAS.
NEOLIBERAL.
Un caso de neoliberalismo: los EE UU.
Los EE UU, en 1997, presentaban una situación económica floreciente, basada en un fuerte ritmo de crecimiento (3-5%), bajos niveles de inflación (2-3%) y paro (5%), una exitosa transición de la era industrial a la de la información. Sus bazas eran un sistema social poco desarrollado, alta flexibilidad laboral y la eficacia de su sistema financiero. Un decenio después esta última pata se había quebrado.
Las recetas neoliberales, que se apuntaban un evidente éxito en los años 90 pero que fracasaron en los primeros años del siglo XXI, se resumen en reformas estructurales, muchas sin duda positivas pero otras dudosas: control de la inflación, equilibrio presupuestario, correcta (no agobiante) presión fiscal, liberalización comercial (de productos) y financiera (de movimiento de capitales), privatización de las empresas públicas, modernización y flexibilización del mercado de trabajo, contención del gasto social (educación, sanidad, pensiones), lucha contra la corrupción, una justicia independiente, acuerdo social entre empresarios y sindicatos. Los fines son un crecimiento moderado, firme y sostenible, que permita un crecimiento tanto de la producción como del empleo.
La teoría neoliberal apunta que la mayor creación de empleo en EE UU respecto a Europa descansa en su mayor flexibilidad laboral, pero esto olvida que en los 21 últimos años Alemania ya tenido 15 años de menor desempleo que EE UU. Es sólo últimamente que EE UU ha tomado la delantera en la economía global y ha creado más empleo (12 millones de empleos), y para algunos economistas (dos estudios publicados en “American Economic Review” y el National Bureau of Economic Research) la causa principal de esto no es la flexibilidad laboral sino la mayor eficacia de su sistema financiero, que aporta más dinero y a menor precio a las empresas, con lo que estas nacen más fácilmente y pueden crecer más. Lo mismo explicaría el auge de Gran Bretaña en los años 90. En contraste, el sistema financiero europeo continental es relativamente anticuado e ineficiente.
Jürgen Habermas (Problemas de legitimación del capitalismo moderno) asegura que la creciente incapacidad de las economías para sostener el Estado de bienestar genera crisis de legitimidad política. James O'Connor (La crisis fiscal del Estado), por contra, argumenta que si para conservar el bienestar los Estados detraen una parte creciente de la inversión ello disminuye la productividad generando, a la postre, graves crisis fiscales que se saldan aumentando impuestos y el malestar de las clases medias. Parece que ambos tienen razón.
SOCIALDEMÓCRATA.
Un ejemplo que resume sus doctrinas es el del economista (luego sería ministro socialista) español Jordi Sevilla, que consideraba muy positivo el plan de empleo del gobierno socialista de Jospin en Francia (1997-2002), que pretendía crear 350.000 empleos (durante cinco años) para jóvenes en 22 profesiones nuevas, fomentados en un 80% por el Estado. Sevilla defiende que el Estado debe complementar y resolver las ineficiencias del sector privado, sobre todo en los sectores de servicios sociales (asistencia a ancianos, educación especial...). La tesis central es que no hay que caer en la tentación (ideológica) de preferir el paro en el sector privado al empleo en el sector público. Las causas del paro son múltiples y las soluciones también deben serlo, sin apriorismos.
4. POLÍTICA MONETARIA.
CONCEPTO.
Es una rama de la política económica, basada en la intervención sobre la masa monetaria de la economía.
OBJETIVOS.
El objetivo prioritario en el s. XIX era mantener estable la paridad de la moneda, pero en el s. XX ha quedado subordinado a la idea de que la moneda ha de servir a la economía y no a la inversa. Pero esto puede parecer todo lo contrario a las opiniones públicas de la UE, que ven como el objetivo de alcanzar la moneda única en 1999 está obligando a los Estados y a las autoridades monetarias a realizar una política de severo ajuste en control de la inflación, déficit presupuestario y deuda pública, lo que está ralentizando el crecimiento económico y aumentando el paro (sobre un 11% de la población activa europea). El principal problema de las autoridades monetarias en la actualidad es asegurar la liquidez general de la economía: cuando hay excesiva liquidez se agudiza la tendencia al alza de precios, a la baja de tipos de interés y se produce un exceso de inversión; por contra, cuando hay escasa liquidez se contraen los precios, suben los tipos de interés y se para la inversión. Para conseguir estos ambiciosos fines, se deben alcanzar unos objetivos concretos:
a) Nivel de producción real agregado cercano al nivel de capacidad potencial (no existe paro ni capacidad productiva ociosa).
b) Nivel de precios estable (ausencia de inflación).
c) Crecimiento sostenido de la capacidad de producción.
d) Eficiencia económica.
e) Distribución aceptable de la renta.
f) Equilibrio de la Balanza de Pagos. Las instituciones monetarias existentes en el país y en especial la regulación del banco central (Banco de España, Banco Federal de Alemania, etc.) determinan casi completamente la acción del gobierno en este campo. Las autoridades monetarias eligen los medios o instrumentos más adecuados para lograr aquellos objetivos, influyendo sobre la cantidad de dinero, el volumen de crédito bancario y los tipos de interés.
La política monetaria puede servir para combatir la inflación, producir efectos sobre la producción y el empleo a corto plazo, modificar el tipo de cambio (con su efecto sobre la balanza de pagos). No puede servir para acelerar el crecimiento económico a largo plazo.
MEDIOS.
Los instrumentos que utiliza la política monetaria están directamente relacionados con lo que debe ser su función. Los instrumentos monetarios y crediticios más importantes son:
1) Los préstamos que concede o toma el Gobierno del exterior o de las unidades de consumo y empresas del interior.
2) La variación de la tasa de redescuento y descuento. Constituye la medida tradicional utilizada para luchar contra los movimientos cíclicos de la economía: un alza en el tipo de descuento provoca una disminución del crédito (si bien el informe Radcliffe puso en duda su eficacia). Su acción se completa con la variación del tipo de redescuento con la imposición oficial de tipos máximos y facilitando la garantía oficial a ciertos préstamos.
3) Las operaciones de mercado abierto. Su efectividad depende del monto de efectos negociables existentes en el mercado y del grado de coherencia con que actúan los organismos oficiales. En los países anglosajones se ha convertido en el arma esencia de la política monetaria por la rapidez con que actúa y el margen de flexibilidad que permite. Supone la compra-venta de valores (deuda pública) para inyectar o retirar liquidez al mercado financiero.
4) Control directo de la creación de créditos por parte de los bancos mediante la determinación de las reservas obligatorias, las barreras cuantitativas sobre anticipos, aprobación o no de los préstamos individuales y por último todo tipo de recomendaciones y persuasiones. El Gobierno dispone también de la posibilidad de un control directo sobre los préstamos concedidos a las empresas y autoridades locales, sobre las nuevas emisiones de las sociedades privadas y sobre las ventas a plazos.
5) La regulación del tipo de cambio de la moneda constituye un instrumento especial muy poderoso, de efectos inmediatos sobre la economía nacional y que posee además un fuerte contenido emocional, por lo que su utilización es escasa. Además, una devaluación o una revaluación va siempre acompañada de una serie de medidas complementarias para contrarrestar los efectos perniciosos que pudiera provocar. Forma parte de la política monetaria decidir qué tipo de cambio (fijo o flotante, simple o múltiple) va a adoptar.
CONCEPTOS.
Inflación.
Hay dos conceptos de inflación, el descriptivo y el de su naturaleza. En el primero la inflación es un crecimiento continuo y sustancial del nivel general de precios de los bienes y servicios en una economía, que es medido mediante la evolución de un índice de precios. En el segundo es un aumento del stock de dinero o de la renta monetaria.
Hiperinflación es una explosión inflacionista, cuando nadie guarda dinero porque pierde su valor enseguida.
Deflactor es la relación de los precios con respecto a un nivel previo de comparación.
Deflación.
La deflación es una situación de baja generalizada de los precios y de fuerte caída de los ingresos y de la demanda. Según Keynes es “lo peor”. En la actualidad, desde finales de los años 90 del s. XX es una amenaza latente para el sistema económico mundial, en cada una de las recesiones que se han producido.
Robert Reich (ex-secretario de Trabajo de EE UU con Clinton) avisaba de que en 1998 la deflación ya había comenzado en Occidente, definida por el paro elevado con baja inflación en Europa y América Latina, la crisis del Sureste de Asia, la caída del precio del petróleo, etc.:
*Una espiral deflacionista puede ser tan peligrosa como una inflacionaria. La caída de los precios reduce los beneficios, estimulando recortes de plantilla y sueldos. Como consecuencia los trabajadores tienen menos dinero para comprar bienes y servicios, lo que alimenta nuevamente el ciclo económico [negativo]. En contraste con los periodos de fuerte demanda, caracterizados por bajo paro y sueldos crecientes, los periodos de demanda débil llevan a un mayor paro y a un descenso del nivel salarial. Un mayor endeudamiento, combinado con una más alta tasa de paro, puede desencadenar huelgas, cambios políticos y conflictos sociales violentos... La deflación ya ha comenzado.+ En cambio, Alan Greenspan, largo tiempo presidente de la Reserva Federal de EE UU, opinaba que es una situación de “desinflación” (reducción de la inflación hasta un nivel de estabilidad), gracias a la globalización de los mercados; la liberalización de los servicios; la competencia creciente; la modernización de la industria y los servicios (la mayor productividad reduce los precios); la reducción de los precios mundiales de las materias primas, la energía y los productos de consumo (producidos en los países emergentes con mano de obra barata). CAUSAS.
La inflación puede deberse a varias causas: presión del Estado mediante impuestos y emisión de dinero; mayor presión de la demanda interna; excesivo aumento de la financiación del consumo a los particulares; aumento de los márgenes comerciales y de beneficios de las empresas, sobre todo en sectores protegidos; salarios más elevados; devaluación de la moneda, con lo que los productos extranjeros son más caros; elevación de los precios internacionales de bienes de consumo, tecnología, materias primas y energía, etc.
Fischer la explica por el sobreendeudamiento que acompaña a los periodos de auge. El descenso del precio de los activos que provoca el excesivo endeudamiento se traslada a la producción mediante la reducción de la tasa de inversión, lo que a su vez reduce el empleo y la demanda. Si la situación se agrava y la reducción de la actividad económica alcanza niveles críticos, con quiebra de empresas, elevado nivel de desempleo y escasez creciente de capital, aparece la deflación y la depresión, generalmente a la vez, lo que ocurrió por ejemplo en la Gran Depresión de los años 30 y, en tono menor, en la crisis de la deuda externa de 1982, el crash bursatil de 1987, la crisis mexicana de 1994 o la crisis argentina de 1999-2002, o la larga crisis japonesa de los años 90.
La solución es aumentar el gasto público y favorecer la productividad, puesto que provoca que los consumidores esperen aumentos de ingresos reales, apuntalando el gasto y mitigando las presiones deflacionistas.
CLASIFICACIÓN.
Los dos grandes tipos de inflación son la inflación de demanda y la de costes, aunque hay varios tipos más.
Inflación de demanda.
Se cree que la si la demanda agregada (consumo, inversión y resultado neto de la balanza comercial) supera la producción, no todo el mundo podrá obtener lo que quiere y ascenderán los precios. La demanda será el factor determinante de la inflación. A partir de este consenso difieren los dos grupos de teóricos: monetaristas y keynesianos.
Los monetaristas explican el aumento de la demanda por un aumento en la cantidad de dinero (liquidez). Bastaría limitar la liquidez.
Los keynesianos explican el aumento de la demanda por varios factores, pues el dinero puede atesorarse como activo (ahorro), lo que no implicaría siempre la inflación. Habría que aumentar la producción.
Inflación de costes.
Se explica por un aumento en los costes: salariales, de energía, financieros, impuestos... Hay dos teorías: la del mark-up y la del “poder negociador”.
La tesis del mark-up (mercado abierto perfecto) supone dos enfoques respecto a la masa salarial: una “espiral precios-salarios” (cada uno provoca el aumento posterior del otro) y una “espiral salarios-salarios” (los aumentos en un sector provocan el aumento posterior en los otros). Pueden haber también las mismas espirales en los beneficios empresariales, por la competencia entre empresarios para obtener más beneficios que el aumento de precios o que los otros empresarios.
La tesis del “poder negociador” implica que los sujetos económicos (sindicatos, empresas) con mayor poder negociador podrán aumentar su participación en la renta. Así, en una sociedad de pleno empleo los sindicatos podrían imponer grandes aumentos salariales, por lo que la lógica del sistema capitalista es que haya un alto paro para así mantener bajos los salarios y contener la inflación (“el ejército de reserva”).
Inflación estructural.
Es la inflación propia de los países en desarrollo, sin remedios viables de política económica. Las causas no son monetarias, sino estructurales del sistema económico, debido a rigideces, proteccionismo y otros factores que impiden la flexibilidad en la oferta productiva.
Inflación reprimida/abierta.
Inflación reprimida aparece cuando la demanda global excede a la oferta global, pero se impide que aumenten los precios, mediante controles de precios. El exceso de poder adquisitivo distorsiona el mercado, al agotar las empresas sus stocks y al dirigir estas la producción al mercado interno y disminuir la exportación.
Inflación abierta es cuando no hay controles de precios, por lo que se acumulan los stocks, cuyo valor es mayor que el dinero que se recibiría por su venta. Los productos esenciales, con controles de precios, dejan de producirse y la producción se concentra en los bienes de precios libres, lo que provoca graves problemas sociales.
Inflación con paro.
Según la curva de Philips, hay una relación entre inflación y paro: aumentar la inflación reduce el paro y viceversa. Hay que aplicar políticas mixtas para poder contener ambos problemas de modo simultáneo. En realidad se comprueba que la inflación sólo produce un empleo inestable.
Estanflación.
El término inglés estagnation, castellanizado como estagflación o estanflación es un fenómeno moderno en Occidente y se acuñó para describir la economía mundial en los años 1970, desde la crisis del petróleo de 1974. Se caracteriza por una inflación con estancamiento y aumento del paro, que a veces desencadena una depresión económica y un paro altísimo. La estanflación aparece en los gráficos como un desplazamiento de la curva de Philips hacia la derecha y hacia arriba.
El economista neoliberal Okun opina que las causas de esta estanflación son la diferencia de naturaleza en los sistemas de precios y salarios. El sistema de precios se orienta por los costes de producción y el sistema de salarios por criterios de equidad en la distribución (no de productividad). Esto implica que siempre haya más aumentos de salarios que la inflación de precios y estimula la “espiral precios-salarios”.
Los remedios no son fáciles. Según el principio del economista holandés Jan Tinbergen, cabe utilizar a la vez los instrumentos de política monetaria y fiscal, para reactivar la demanda agregada sin aumentar la inflación. Porque si sólo se utilizará una política, monetaria o fiscal, desequilibraría la economía: si se usa la política monetaria facilitando liquidez entonces aumenta la inflación y si se restringe la liquidez luego se estanca la economía y aumenta el paro; si la política fiscal es expansiva aumenta la inflación y si se procura en superávit fiscal entonces se estanca la economía y aumenta el paro. En cambio, usando a la vez los instrumentos de política monetaria y fiscal se puede reactivar la demanda y la producción sin aumentar la inflación, si la monetaria es restrictiva y la fiscal expansiva, que es lo que hicieron en EE UU en el decenio de 1980, con Volcker en la Reserva Federal y Reagan en la Presidencia. Si no pudieran usarse estos instrumentos, el economista español Luis de Sebastián sugiere utilizar instrumentos de estímulo de la oferta, para aumentar la producción y el consumo reduciendo a la vez la inflación: mejorar la competencia (haciendo cumplir las leyes y abriendo al libre mercado), aumentar la productividad del trabajo (educación, reciclaje profesional, inversión en tecnología), mejora de la red de transportes y telecomunicaciones, inversión en sectores intensivos en mano de obra (construcción de viviendas; mejora de infraestructuras de los servicios de agua, electricidad...), pactos de las administraciones (estatal, autonómica y local) y los sectores económicos (empresarios, sindicatos) para controlar la inflación y salarios... TEORÍAS.
La diferencia entre inflación de demanda y de costes es obsoleta, pues no se puede diferenciar si es una u otra.
Lo más apropiado es considerar la inflación como un proceso único, dividido en varias fases en el tiempo: 1) Inflación de demanda. 2) Inflación de costes. 3) Inflación con estancamiento. Cada fase de inflación se relaciona con una fase del ciclo económico: 1) Expansión. 2) Debilitamiento. 3) Estancamiento.
EFECTOS.
La mayoría de los países occidentales parecen estar obsesionados por el control de la inflación. Sus políticas económicas, los mercados bursátiles, las expectativas económicas, giran alrededor de los datos de la inflación. )Cuál es el motivo?
Resulta que son gravísimas las consecuencias de una elevada inflación y, sobre todo, que ésta sea más elevada que la del resto de los países del entorno económico y financiero. Tiene efectos sobre: 1) La distribución de la renta y la riqueza. 2) La asignación de los recursos productivos. 3) La producción. 4) El valor de la moneda.
1) La distribución de la renta y la riqueza. La inflación soportada deteriora el poder adquistivo de las familias perjudicando más intensamente a las de niveles de renta más baja, que dedican una proporción de renta mayor al consumo y especialmente a los que perciben rentas fijas con menor capacidad de defenderse del alza de precios (parados, pensionistas, pequeños rentistas).
2) La asignación de los recursos productivos. Hay una transferencia de recursos hacia los sectores en los que los sujetos pueden producir bienes más aptos para aumentar los precios, en detrimento de los controlados (que son los más necesarios para mantener el bienestar). A largo plazo, la consecuencia es que disminuye la producción de los bienes tasados y aumenta su precio en el mercado negro. Otro efecto perverso sobre los recursos productivos es la pérdida de competitividad frente a terceros países, debido a la diferencia de crecimiento de inflación entre los países. Si los precios internos crecen más deprisa en España que en el resto de los socios europeos, los productos españoles irán perdiendo competitividad en los mercados europeos, mientras que los productos extranjeros se abaratarán en los mercados españoles. Esta pérdida de competitividad desembocará en un aumento del déficit de la balanza comercial, que habrá que financiar con capital extranjero.
3) La producción. Si la inflación aumenta por encima de lo deseable, las autoridades monetarias intentarán controlarla elevando el precio del dinero (los tipos de interés), para cortar las expectativas alcistas en los mercados de dinero. La tendencia al alza de los tipos de interés perjudica a la actividad productiva, en especial a la inversión de las empresas, al encarecer la financiación de ésta y de los stocks, lo que hace más difícil la rentabilidad de los proyectos, encareciendo simultáneamente la financiación pública (un efecto de retroalimentación).
4) El valor de la moneda. Una inflación creciente y superior a la del resto de los países influye en los mercados de cambio e impide la estabilidad de la moneda. La teoría económica enseña que las expectativas inflacionistas, al provocar elevaciones de los tipos de interés, presionan el tipo de cambio de la moneda al alza, influyendo en un mayor deterioro de la competitividad.
MEDICIÓN.
Hay tres forma de medición de la inflación.
a) El deflactor del producto interior bruto. Mide todos los bienes y servicios.
b) El índice de precios industriales. Cubre todos los productos industriales.
c) El índice de precios al consumidor. Es el más próximo a la vida cotidiana del consumidor. Se establece una “cesta de la compra” tipo. Comprende todos los sectores en los que existe gasto familiar: alimentación, vestido, calzado, ocio, vivienda, educación, sanidad, etc.
REMEDIOS.
Las políticas anti-inflacionistas son variadas: la política monetaria, fiscal, etc.
La política de precios. La política de precios ha experimentado un fuerte desarrollo a partir de los año 60 y hasta los 90, como instrumento esencial para el control de la inflación, y más aun porqué han fracasado relativamente las políticas de rentas para moderar las alzas salariales mediante acuerdos con los sindicatos. Los tres instrumentos principales son:
1) Reglamentación del mercado, regulando las formas de competencia y la formación de monopolios, y el control de la competencia extranjera.
2) Instrumentos de intervención indirecta: actuación sobre la oferta y la demanda, mediante compras o ventas de un bien.
3) Instrumentos de intervención directa: control de los precios de los servicios públicos (transporte, combustibles, electricidad, teléfono, agua, etc.).
Los tres medios esenciales son:
Control de precios. Es el más temporal, ineficaz a largo plazo, pues provoca una inflación reprimida y distorsiona la producción.
Subvenciones. Provoca un aumento de los impuestos y una inflación reprimida.
Desregulación y bajada de impuestos. Laffer y los teóricos llamados “thatcheristas” o “reaganistas” (por las políticas económicas de Thatcher y Reagan en el Reino Unido y en EE.UU. en el decenio de 1980) abogan por una desregulación de los precios (lo que da libertad al mercado y reduce el gasto estatal) y una reducción de impuestos, lo que debería estimular la producción, con lo que se recaudaría más a largo plazo y se reducirían los precios. La realidad es que los efectos han sido negativos, con desigualdades sociales, aumento del paro y un gran aumento del déficit público, lo que alimentó la inflación y estancó la producción.
6. EL DESEMPLEO.
CONCEPTO.
El desempleo del trabajo (o paro) es la situación de ocio involuntario de la persona que busca activamente un empleo a los tipos de salarios actuales, pero no lo encuentra. Hay colectivos que se mueven entre el empleo y el desempleo: los desanimados (que ya no lo buscan), los subempleados (no trabajan la jornada completa que desearían), los activos marginales (realizan trabajos esporádicos cada semana).
En la UE rondaba en la década de los años 1990 el 11% de media, con 20 millones de parados (4 millones en Alemania) y sigue bajando pese a tasas positivas de crecimiento. En España es superior al 21%, con 3,5 millones de parados y mientras en 1995 los beneficios empresariales subieron un 12,9% el empleo cayó un 1,6% sobre 1994. Esto implica que sólo 12 millones de trabajadores deben financiar a 7 millones de pensionistas y ayuda a elevar el gasto social al 24% del PIB, cuando hay un fuerte déficit presupuestario. CAUSAS.
La revolución tecnológica y la globalización de los mercados parece que aumentan el desempleo, junto a otros factores como la incorporación de la mujer al trabajo (y en España a la vuelta de dos millones de anteriores emigrantes). Incluso con variables económicas favorables, el empleo apenas crece, y cuando lo hace es de forma precaria y transitoria.
Hay múltiples causas: costes salariales, eficacia del mercado de trabajo, situación económica, grado de competencia o monopolio, protección del seguro de desempleo, paro tecnológico, falta de preparación para los nuevos empleos, competitividad de las empresas y de los países, apertura de los mercados mundiales, reequilibrio de la división mundial del trabajo...
CLASIFICACIÓN.
El desempleo puede adoptar varios tipos:
1) Friccional. Cuando la demanda de trabajo no está ajustada a su oferta debido a que los empresarios desconocen que hay trabajadores disponibles.
2) Estacional. Por las fluctuaciones estacionales de la demanda. La solución ideal es tener más de un empleo para asegurar el empleo continuo.
3) Estructural. Por los cambios en la estructura organizativa, las técnicas de la industria y el sistema productivo o en la demanda de sus productos, lo que convierte en superfluos a algunos trabajadores.
4) General. Por una caída general de la demanda de trabajo, originada, por ejemplo, por una reducción de la cantidad global de gasto del sistema económico. Esta situación puede originarse en los desajustes estructurales de la economía o puede introducirla el gobierno para evitar dificultades a la moneda debido a que los costes altos han reducido las exportaciones.
5) Cíclico. Se produce en la fase depresiva de los ciclos económicos, sobre todo en los anteriores a la II Guerra Mundial. Keynes sostuvo que en estos periodos el gobierno debería sostener la demanda de trabajo manteniendo la oferta monetaria y el gasto por medio de unos tipos de interés bajos, reducciones en los impuestos y la realización de obras públicas. 6) Institucional. Surge por las trabas a la movilidad del mercado de trabajo que impone la política pública y privada.
TEORÍAS.
Estudiamos cinco teorías: 1) Clásicos. 2) Keynesianos. 3) Teoría de las expectativas. 4) Teoría de la segmentación del mercado laboral y de los contratos implícitos. 5) Rifkin.
1) Clásicos. El origen del paro está en el mercado laboral, por el desajuste del salario real respecto a la productividad del trabajo. El paro es la respuesta de las empresas al aumento excesivo de salarios, debido a la productividad marginal del trabajo. La solución es un sistema de salarios flexibles que permita su ajuste a la situación de la demanda. Tiene que haber movilidad funcional y geográfica.
2) Keynesianos. El nivel de paro no depende del nivel de salarios, sino de la demanda. La solución es aumentar la demanda de consumo para estimular la producción (lo que implica más demanda de trabajo).
3) Teoría de las expectativas. Las expectativas de la futura inflación hacen aumentar los salarios, lo que reduce el empleo. Habrá un paro “natural”, un mínimo que no variará.
4) Teoría de la segmentación del mercado laboral y de los contratos implícitos. Hay una segmentación del mercado laboral, dividido en grupos con capacidades y poderes distintos. Los más preparados (que hacen trabajos especiales en la empresa) serán mantenidos en las empresas en momentos de debilidad de la demanda, porque se prevé un auge en el futuro y que el coste de instruir nuevo personal será mayor que el coste de mantener el personal. La teoría de los contratos implícitos supone que los trabajadores prefieran estar desempleados temporalmente antes que reducir sus salarios, gracias a los empleos temporales, las suspensiones temporales de empleo y el seguro de desempleo.
5) Jeremy Rifkin, sociólogo, autor de The end of work, estudia las transformaciones sociales de la Revolución Comunicativa, que transforma por completo lo que fue la Revolución Industrial. Se produce una disminución extraordinaria de la cantidad disponible de puestos de trabajo debido a las mejoras en la productividad. No habrá jamás plena ocupación y esta será temporal o a tiempo parcial, con una dicotomía entre las profesiones de alta preparación (y remuneración) y las de baja cualificación profesional. Así pues, habrá una creciente división social.
EFECTOS.
MEDICIÓN.
La medición es muy difícil y controvertida. Según los criterios, puede cambiar radicalmente la estadística de parados. La más fiable parece la Encuesta de Población Activa (EPA), que entiende como población activa toda la disponible y mide como parada la población que está disponible y busca empleo. El paro no medido corresponde a los colectivos de desanimados, subempleados, activos marginales, temporeros... REMEDIOS.
El reto del empleo. La sociedad (encuestas, programas políticos, manifestaciones del 1 de Mayo, etc.), entiende que el empleo es un bien escaso, cada vez más precario y de difícil obtención para la masa potencial de asalariados que pugnan por entrar en el mercado de trabajo. En Europa y en España los sindicatos han dado en los últimos tiempos pruebas inequívocas de responsabilidad ante este complejo escenario, como prueban los numerosos pactos por el empleo que se han firmado entre sindicatos y patronales, con acuerdos sobre movilidad regional y funcional, modificación de condiciones de trabajo, facilitación de despidos colectivos, flexibilización de horarios y horas extraordinarias, disminución de costes salariales, etc.
Para solucionarlo la doctrina económica se divide en dos grandes alternativas: a) mantener el crecimiento económico, b) las reformas económicas intervencionistas o neoliberales (fomento de las PYME, reparto del empleo, reducción de la jornada laboral, reducción de las cotizaciones sociales, reforma disuasoria del seguro de desempleo, formación laboral...).
Las soluciones más usadas son:
Política fiscal. Una disminución del impuesto sobre la renta y sobre beneficios de las empresas, así como de las cargas sociales (Seguridad Social), reduce la presión sobre los salarios y el coste empresarial de emplear personas antes que invertir en bienes de capital. Puede haber una exención o una bonificación fiscal a las empresas nuevas (pero resulta discriminatorio para las empresas anteriores).
Bajos salarios mínimos. Esto reduce la resistencia de las empresas a crear trabajos para jóvenes poco preparados.
Subvenciones a contratos de trabajo. En España se da una subvención fiscal de 1 millón de pesetas a quienes crean un puesto de trabajo.
Creación de empleo por el Estado. Es factible si no cuesta más que mantenerlo en el paro con un subsidio.
Aumento de la demanda privada. Se consigue reduciendo los tipos de interés para el consumo y reduciendo los impuestos indirectos de consumo. Pero puede derivar en un aumento de las importaciones y no en un aumento de la producción.
Favorecer sectores intensivos en trabajo. El más importante es el de la construcción, con una elevada intensidad de empleo y poca participación de importaciones.
Reparto del trabajo. El socialista francés Michel Rocard propuso un acuerdo general de reducción de horarios de trabajo hasta las 30 horas semanales y eliminación de horas extraordinarias, para repartir el trabajo entre los desempleados, lo que se compensaría con reducciones de salarios y la mejora en la productividad. Las críticas a esta medida son excesivas: se criticó en el pasado la producción en serie con el argumento de que destruía empleo, pero al final creó más.
Formación profesional permanente. Hoy, las nuevas tecnologías destruyen empleos obsoletos, pero crean otros nuevos. Requisito para que esto suceda es que los trabajadores se adapten a la demanda de nuevos empleos, mediante la formación profesional permanente. Urge tomar medidas conducentes a esta adaptación, porque sumirse en añoranzas de seguridades basadas en rígidas normas legales sólo retrasa la inevitable adaptación a un mundo que ha derribado las barreras proteccionistas.
Recetas contra el paro del Grupo de los Ocho (1998).
El Grupo de los Ocho (países más industrializados más Rusia), propuso el 22-II-1998 un recetario de consenso neoliberal/intervencionista contra el desempleo:
- Políticas macroeconómicas sólidas, con mayor inversión pública y contención de la inflación y del déficit y deuda públicos.
- Reformas estructurales de los mercados: laboral, de capital y de mercancías.
- Creación de un ambiente favorable a la creación de pequeñas y medianas empresas y al florecimiento de iniciativas empresariales.
- Impulso del empleo, la educación y la capacitación para los jóvenes, parados de larga duración, padres solteros, madres solteras, y discapacitados. Hay que mejorar el acceso al capital riesgo.
- Reforma de los sistemas fiscales y de protección social para alentar el empleo, y no el acomodo en el seguro de desempleo (el parado debe buscar activamente un puesto de trabajo).
- Fomento del aprendizaje permanente. Los cambios tecnológicos obligan a toda la población laboral a una vida de constante formación.
- Promoción de la igualdad de oportunidades y lucha contra la discriminación.
La teoría crítica de John Gray.
El ensayista conservador John Gray subraya las “consecuencias no intencionadas” de las políticas económicas neoliberales, que han privatizado esferas antes reservadas al Estado, como la Administración, la educación y la sanidad públicas. De este modo han vulnerado el ethos de las instituciones públicas, sustituyendo los círculos de democracia local, por unos círculos de “instituciones irresponsables”, los comités (semi-estatales) que controlan las nuevas empresas privadas que ejercen las competencias ex-públicas. De este modo, el neoliberalismo ha debilitado su propia base sociológica e ideológica, perjudicando a largo plazo a las clases sociales que buscaba favorecer a corto plazo.
APÉNDICES. Textos propuestos para comentarios en clase.
Olivares, Miguel. Entrevista: Dale Jorgenson, catedrático de la universidad de Harvard: “Europa debe enfatizar el impulso de la productividad”. El teórico de la nueva economía insta a una pronta liberalización de los servicios en la UE. “El País” Negocios (4-VI-2006) 13. Dale Jorgenson (Montana, 1933) es uno de los grandes teóricos de la nueva economía, del valor de la productividad, del peso de las nuevas tecnologías de la información en el crecimiento económico y de la aparente desaparición de los históricos ciclos expansivos y recesivos. Jorgenson es catedrático de la Universidad Samuel W. Morris (Universidad de Harvard), donde trabaja desde 1969. Experto en economía y estadística, Jorgenson constata que el crecimiento sostenido de la economía de Estados Unidos desde 1990, una pauta que se mantiene en la actualidad y que pasó por encima del tremendo impacto de los atentados del 11-S de 2001, es fruto del increíble avance de las nuevas tecnologías de la información. “En los sesenta, viajar desde Nueva York a Madrid costaba siete horas y 500 dólares”, ilustra, “si la tecnología aérea hubiera evolucionado desde entonces al mismo ritmo que la informática, hoy el mismo viaje duraría un segundo y costaría un centavo”.
La Unión Europea, sin embargo, no ha sido capaz de mantener el paso. La productividad en Europa está a la baja desde 1990. Irlanda o Finlandia constituyen casos aislados, según el experto, que insta a una liberalización de los servicios en el Viejo Continente, esencialmente financieros y comerciales. “La mitad del crecimiento económico en Estados Unidos desde 1995 es atribuible a la inversión en tecnologías de la información (TIC)”, sentencia.
Jorgenson estuvo hace unos días en Valencia en una jornada técnica del programa EU Klems, un proyecto que impulsa la Unión Europea para medir el impacto económico de las TIC. Pregunta. ¿Microsoft ha pulverizado los ciclos económicos?
Respuesta. No ha sido Microsoft, ha sido Intel. La evolución de la informática es algo que se aprecia en la complejidad de la tecnología. El número de transistores, interruptores, que contiene cada chip informático ha crecido de forma exponencial. Cuando se empezó a desarrollar esta tecnología, los chips contenían unos dos mil transistores, hoy albergan casi mil millones.
P. Pero los precios de los equipos informáticos bajan y bajan.
R. Los precios de los semiconductores han caído en torno a un 40% al año desde 1985 y esa caída se aceleró después de 1995 hasta un 60% al año. Los precios caen debido a la evolución tecnológica. Y la gran demanda, a su vez, favorecía una gran inversión, que impulsó todo el crecimiento económico en su conjunto. P. ¿Cómo han alterado las TIC el modelo de crecimiento?
R. Se tiende a asociar el crecimiento económico a la capacidad de producción manufacturera, pero la revolución de las TIC ha desplazado el foco del crecimiento hacia los servicios y, en concreto, hacia los servicios financieros y comerciales. Ahí es donde se desarrolla la acción.
P. ¿Por qué la Unión Europea no se ha beneficiado de la misma forma de las TIC? R. La gran diferencia entre Estados Unidos y Europa es que desde hace 200 años Estados Unidos tiene algo parecido a un mercado nacional en el que hay una intensa competencia comercial, de servicios, financiera, entre diferentes sectores, entre Nueva York, San Francisco, Chicago... En Europa la competencia es muy incompleta, como consecuencia los sectores de servicios crecen despacio, la productividad crece despacio y la inversión en TIC crece despacio.
P. Pero algunos países europeos son punteros en nuevas tecnologías y productividad...
R. Finlandia, Irlanda, el Reino Unido, Suecia y Dinamarca están muy avanzados, pero son países muy pequeños. Finlandia produce Nokia; Suecia, Ericsson. Eso revela la capacidad europea de producción de TIC, pero el problema es la escasa extensión de su uso. Los daneses disfrutan de servicios financieros muy avanzados, pero son muy pocos. Y el número de usuarios es capital.
P. ¿Es preciso actuar a escala continental?
R. Sí, la cuestión es si un solo país puede modificar su regulación interna, favorecer la competencia y lograr un impacto en el crecimiento de la colectividad, porque los países europeos son demasiado pequeños, incluso Alemania. Es clave impulsar políticas económicas que se puedan desarrollar a lo largo de toda Europa para abrir el mercado. La Unión Europea tiene todos los instrumentos que necesita, pero el análisis de los datos revela que hay que enfatizar el impulso de la productividad. P. ¿Cómo?
R. El gran proyecto europeo, diseñado como la integración comercial en un gran mercado único que compita con el estadounidense, ha sido muy exitoso en cuanto al comercio de artículos de consumo o de equipamiento industrial, pero en el sector servicios apenas se mueve. La directiva Bolkenstein, que planteaba la posibilidad de ofrecer servicios en cualquier país europeo siempre que se cumpliera la legislación del país de origen, iba en la buena dirección pero, desafortunadamente, no prosperó y la competencia sigue siendo escasa.
P. ¿Qué importancia tiene la formación?
R. Es clave. La competitividad reside en la redistribución del trabajo y la reasignación de tareas. Los trabajadores formados son más competitivos y capaces de ampliar sus posibilidades de ocupación. La velocidad del progreso en nuevas tecnologías hace que sea clave la capacidad para adaptarse rápidamente a los cambios y por eso es crítica la formación hasta los niveles más elevados. P. ¿Es el capital humano la mejor inversión?
R. La inversión en capital humano es esencial para disponer de la infraestructura. La disponibilidad de capital humano es esencial para extender el uso de las TIC. Pero el capital humano se desarrolla muy, muy despacio. Una persona pasa treinta años formándose y otros cuarenta produciendo. Por cierto, los nuevos países incorporados a la Unión Europea acumulan un capital humano muy alto. P. ¿Cómo han asumido las TIC países como China o la India? R. La productividad en China o la India está muy por debajo de los países occidentales, pero están acercándose muy deprisa porque han diseñado su propia vía en dos países entre cuyas fronteras viven 1.000 millones de personas. P. ¿Tiene la India más futuro que China? R. No creo. La inversión en China es mayor que en la India y la inversión en nuevas tecnologías en China es tres o cuatro veces superior en proporción. La India ha desarrollado una industria de servicios TIC para la exportación con mucho éxito, pero el consumo interno de TIC sigue siendo bajísimo. Esa industria de servicios es un segmento muy estrecho de la economía doméstica india y, por lo tanto, casi irrelevante. En cuanto a las TIC, la India sigue en la Edad Media y muy por debajo de China.
FUENTES.
AA.VV. Enciclopedia práctica de economía. Orbis. Barcelona. 1988. 20 vols.
Keynes, J.M.; et al. Crítica de la economía clásica. Ariel. Barcelona. 1969 (1964 inglés). 239 pp.
Mochón, F. Inflación y paro. Pirámide. Madrid. 1983. 136 pp.
Tamames, R. Fundamentos de Estructura Económica. Alianza. Madrid. 1989. 160 pp.
Noticias. Orden cronológico.
De Miguel, Rafa. La semana de cuatro días triunfa en el Reino Unido. “El País” (22-II-2023). La solución es trabajar un 80% (esto es, un día libre más) y cobrar y producir el 100%, eliminando reuniones y actos inútiles y con más implicación.
Análisis y opinión. Artículos en orden alfabético.
Otero, Miguel. Tulipanes digitales y el espectro de la inflación. “El País” (5-III-2021). El bitcoin y las otras criptomonedas son fomentadas por la desconfianza ante la inflación y en el poder político.
Sánchez, Álvaro. Así afectan o benefician las subidas de precios. “El País” (1-IV-2022). El impacto de la inflación en hogares, funcionarios y pensionistas, empresas y autónomos, por sus efectos en la deuda, las compraventas, los gastos, los ingresos, los beneficios…